1 Causas de la disfunción eréctil
2 DE relacionadas con la edad
2.1 Hombres de más de 50 años
3 Problemas de erección en hombres de entre 20 y 40 años
3.1 Problemas cardiovasculares
3.1.1 Urgencias y ECV
3.1.2 Insuficiencia arterial cavernosa
3.1.3 Fumar
3.2 Diabetes mellitus
3.3 Síndrome metabólico y disfunción eréctil
3.3.1 Investigaciones recientes
3.4 Factores neurogénicos
3.4.1 Centro sexual sacro
3.5 DE inducida por hipertensión
3.6 DE inducida por hormonas
3.6.1 DE inducida por el nivel de testosterona
3.7 Tratamiento quirúrgico
3.7.1 Prostatectomía radical
3.8 Lesiones físicas
3.9 Obesidad y tabaquismo
3.9.1 Fumar
3.10 Trastorno del tracto urinario inferior
3.10.1 Hipertensión
3.11 Otros resultados

Causas de la disfunción eréctil

La disfunción eréctil (también denominada en lo sucesivo de forma abreviada "DE") puede deberse a diversos factores. Las causas más comunes pueden clasificarse en cuatro grandes grupos:

⦁ Enfermedades arteriales que impiden que el sistema vascular suministre suficiente sangre al pene. Se considera que son una de las principales causas somáticas de la disfunción eréctil, como ocurre con alrededor del 40% de los pacientes que la padecen.
⦁ Trastorno neurológico que afecta a los nervios del pene, impidiendo la síntesis normal de los transmisores neuronales responsables del control de los vasos sanguíneos del pene y disminuyendo la sensibilidad general del pene. Esto altera el proceso normal de erección.
⦁ Anomalías de las venas peneanas, que interrumpen la erección al extraer la sangre del pene, que de este modo no puede permanecer erecto durante un tiempo adecuado. Esto puede deberse a una relajación inadecuada de los senos vasculares, anomalías de la túnica o fibrosis del músculo corporal.
⦁ Alteración del sistema arteriogénico, que impide que el cuerpo esponjoso se expanda y se llene con el volumen de sangre necesario.

La disfunción eréctil también puede estar causada por otras afecciones médicas. Uno de los estudios más destacados sobre el tema ha revelado las siguientes estadísticas:
⦁ la causa más prevalente (en 90% de los pacientes que participaron en el estudio) fue la impotencia psicológica derivada de la depresión; ésta es la principal causa de ⦁ disfunción eréctil en hombres de entre 20 y 40 años.
⦁ 86% tenía enfermedades de los vasos sanguíneos periféricos.
⦁ 64% padecía diabetes mellitus
⦁ 61% tenía la enfermedad coronaria
⦁ 55% informó de síntomas del tracto urinario
⦁ 52% tenía hipertensión

DE por edad

Existe la idea generalizada de que la prevalencia y la gravedad de la disfunción eréctil están directamente relacionadas con la edad. Aparte del envejecimiento general del organismo, la disfunción eréctil suele verse agravada por una serie de afecciones que se sabe que se desarrollan con la edad, como la diabetes mellitus, las enfermedades cardiovasculares, la hipertensión, los niveles bajos de testosterona y/o los niveles altos de colesterol, las enfermedades infecciosas que afectan a las vías urinarias, las enfermedades crónicas que afectan al sistema nervioso (Alzheimer, Parkinson, apoplejía, etc.) y, probablemente, el problema más acuciante en la actualidad: las causas psicológicas (depresión, ansiedad y otros factores de este tipo). De hecho, la disfunción eréctil puede estar causada por cualquiera de las afecciones mencionadas, una combinación de las mismas y/o el agravamiento resultante de la terapia respectiva. Aparte de eso, 48% del público masculino mayor de 50 años tuvo disfunción eréctil inducida por circunstancias físicas y relacionales. Entretanto, esto no implica que los problemas de erección sean inevitables con la edad.

Hombres de más de 50 años

Más allá de los 50 años, la mayoría de los hombres conservan el deseo y el interés por el sexo. En este grupo de edad, la disfunción eréctil suele estar causada por la aterosclerosis de las arterias cavernosas y pudendas. Como ocurre con cualquier otro vaso sanguíneo, esto significa que el lumen de una arteria está obstruido por placas, lo que impide hasta cierto punto el flujo sanguíneo. Entre las causas comunes de la aterosclerosis se encuentran el aumento de los niveles de colesterol, la hipertensión, la diabetes mellitus y, en cierta medida, el tabaquismo. Los posibles efectos patológicos que se desarrollan debido a la influencia de estos factores pueden incluir la degradación del músculo liso del pene, lo que afecta a la capacidad de expansión del cuerpo cavernoso y, como consecuencia, provoca fugas venosas.

Otro factor de riesgo asociado a la edad y confirmado por diversos estudios es la próstata. Los hombres de más de 50 años desarrollan a menudo una enfermedad llamada "hiperplasia benigna de próstata", que puede ser la causa de disfunción eréctil, eyaculación complicada o dolorosa y disminución del deseo sexual. Estos síntomas pueden contrarrestarse a veces con alfabloqueantes y fármacos para la disfunción eréctil, como Viagra, Cialis, etc. Los síntomas típicos del trastorno prostático pueden incluir sensaciones dolorosas en las respectivas zonas del cuerpo: pelvis, escroto, perineo, parte inferior del abdomen, espalda, zona suprapúbica y zona inguinal. La hiperplasia benigna de próstata también puede manifestarse a través de la urgencia y la frecuencia de la micción. Un síntoma típico sería una micción inusualmente lenta o sensación de quemazón en el proceso. Al ser un proceso complicado, el envejecimiento también puede causar otros fenómenos fisiológicos que pueden confundirse con síntomas de trastornos sexuales, cuando, en esencia, se trata de cambios normales relacionados con la edad. Lo más importante en estos casos es el conocimiento y la comprensión adecuados de estos fenómenos por parte del hombre y su/s pareja/s y el ajuste respectivo de sus hábitos sexuales.

Problemas de erección en hombres de entre 20 y 40 años

Los problemas de erección, poco frecuentes en los hombres de entre 20 y 30 años, pueden deberse a las tensiones psicológicas omnipresentes: depresión, ansiedad, etc. Aquí es donde los tratamientos farmacéuticos de la disfunción eréctil como Cenforce (Sildenafilo) o Eli (Tadalafilo) son especialmente útiles, ya que dan al hombre la oportunidad de recuperar la confianza en sí mismo. Cuando la situación se normaliza, el hombre puede dejar de tomar los medicamentos y continuar con su vida sexual normal.

Problemas cardiovasculares

El endurecimiento, estrechamiento y obstrucción avanzados de los vasos sanguíneos pueden ser un factor importante causante de disfunción sexual. Esto se aplica no sólo a las arterias del pene, sino también a los senos, los vasos ilíacos, la aorta y los afluentes. Las enfermedades vasculares, que representan aproximadamente el 40% de todos los factores, son otra causa frecuente de disfunción eréctil en hombres de entre 30 y 40 años. Una afección frecuente en los hombres que padecen disfunción eréctil (17%) es la aterosclerosis, la obstrucción de las arterias con placas que contienen sustancias grasas, colesterol y células que absorben grasas conocidas como lipófagos. Una cantidad excesiva de estas placas puede obstruir o bloquear por completo un vaso sanguíneo. La aterosclerosis es una de las llamadas enfermedades del estilo de vida, ya que está conducida por el tabaquismo y el aumento de los niveles de lípidos en sangre, en particular, demasiado colesterol de baja densidad y triglicéridos. Otras causas son la obesidad y la diabetes mellitus. Así pues, la erección se deteriora junto con el flujo sanguíneo en la zona del pene. La contracción de los senos vasculares impide la compresión de las vénulas contra la túnica, lo que provoca fugas venosas y dificulta el mantenimiento de la erección.

DE y ECV

La disfunción eréctil puede estar directamente asociada a enfermedades cardiovasculares. La disfunción eréctil puede ser un indicio indirecto de una afección cardiaca, como la cardiopatía isquémica, que aún no se ha manifestado de forma más prominente. Puede aparecer meses o incluso años antes de que aparezcan otros síntomas más siniestros. Por eso los médicos suelen remitir a los pacientes con disfunción eréctil a un examen cardiovascular, además del tratamiento propiamente dicho. A este respecto, podemos recordar la elegante idea de comparar el pene con una especie de barómetro, que refleja hasta cierto punto el estado del sistema vascular. Estas preocupaciones son especialmente relevantes cuando se trata de factores como la obesidad, la diabetes mellitus, el aumento de los lípidos en sangre y el tabaquismo, ya que favorecen tanto la disfunción eréctil como los trastornos cardíacos. Los pacientes con un solo vaso sanguíneo obstruido debido a una cardiopatía isquémica suelen tener más facilidad para lograr una erección que aquellos con múltiples vasos afectados.

Insuficiencia arterial cavernosa

La insuficiencia arterial cavernosa supone un alto riesgo de enfermedad arterial coronaria. Al tratarse de una enfermedad compleja, la aterosclerosis tiene otros factores asociados. A nivel enzimático, cabe mencionar la óxido nítrico sintasa endotelial, una enzima que sintetiza óxido nítrico mediante el procesamiento de oxígeno y L-arginina cuando una persona se excita sexualmente, así como los niveles excesivos de radicales libres y la abundancia de homocisteína en las placas vasculares. La disfunción eréctil puede depender de cualquiera de estos factores o de una combinación de ellos. Estudios profundos realizados últimamente revelan la escasez de óxido nítrico sintasa en los nervios nitrérgicos como otra posible razón de la disfunción sexual. Otras enfermedades cardiovasculares relacionadas con la disfunción eréctil son, entre otras, la insuficiencia cardíaca congestiva y el aneurisma aórtico. Un estudio dedicado a la enfermedad vascular extragenital en el que participaron un total de 457 pacientes con problemas de erección ha identificado insuficiencia arterial peneana en aproximadamente 25% de la población del estudio, y 75% de los afectados presentaban también aterosclerosis peneana, carotídea o de las extremidades inferiores. Se trata de una prueba más de la interrelación entre los cambios vasculares del organismo en general y las arterias del pene en particular. Sin embargo, otro estudio reciente realizado en Italia identificó la edad, la diabetes y las arterias coronarias como factores independientes de la disfunción eréctil. En su lugar, los resultados asociaron la afección con la enfermedad arterial coronaria. Aparte de eso, se ha descrito disfunción eréctil en pacientes con síndromes coronarios agudos y se presume que es un síntoma de aterosclerosis difusa/coronaria.

Fumar

Otro estudio identificó el tabaquismo como uno de los tres factores más comunes causantes de disfunción eréctil, siendo los otros dos la obesidad y la hipertensión. Los hombres que padecían disfunción eréctil también presentaban síntomas de insuficiencia arterial, flujo sanguíneo deficiente y enfermedad arterial coronaria, lo que suponía alrededor de 40% del grupo. Se notificó diabetes en 23,3% de estos hombres. También se notificó enfermedad oclusiva venosa en el contexto de la hipertensión en 36,5% del grupo. La probabilidad de trastorno de los parámetros del flujo sanguíneo aumentaba con la cantidad de factores de riesgo de enfermedad vascular presentes.

Diabetes mellitus

La prevalencia de disfunción eréctil en pacientes con diabetes, según diferentes estudios, es de 30 a 75%. A su vez, otros estudios señalan que aproximadamente 1 de cada 4 hombres con disfunción eréctil padece diabetes. Algunos resultados sitúan el trastorno eréctil entre los primeros síntomas de la diabetes. Un estudio en el que participaron varios pacientes con diabetes mellitus también mostró que alrededor de 50% informaron de disfunción eréctil en los 10 años siguientes al diagnóstico inicial de DM. La disfunción sexual en pacientes con diabetes mellitus también se considera dependiente de la edad de una patente específica. La prevalencia de disfunción eréctil oscila entre unos 15% en varones de entre 30 y 34 años y 55% en el grupo de edad de 60 años o más. Al mismo tiempo, se ha determinado que la diabetes de tipo 2, prevalente en el grupo de población de más edad y asociada a la resistencia a la insulina, causa disfunción eréctil con mayor frecuencia que la diabetes de tipo 1. Un estudio reciente, en el que se observó durante un periodo de 9 a 15 años a 401 hombres con disfunción eréctil sin tratamiento, ha arrojado resultados únicos. La afección progresó en aproximadamente 33% de los hombres con disfunción eréctil calificada de moderada a mínima, mientras que el porcentaje de recuperación completa fue de 32% para los hombres con síntomas mínimos, 14% para el grupo de síntomas moderados y 31% de los hombres con disfunción eréctil completa. La remisión de la disfunción eréctil y el impedimento de su progresión estaban condicionados principalmente por la pérdida de peso, el abandono del tabaco y la mejora general de la salud.

Síndrome metabólico y disfunción eréctil

Según las conclusiones de los expertos del Instituto Nacional de Salud de 2001, los siguientes hallazgos clínicos son indicativos de síndrome metabólico:

⦁ Niveles de triglicéridos superiores a 150 mg/dL.
⦁ Tensión arterial sistólica superior a 130 mmHg y diastólica superior a 85 mmHg, o uso de medicamentos antihipertensivos.
⦁ Niveles de colesterol HDL inferiores a 40 mg/dL, o uso de medicamentos hipolipemiantes.
⦁ Circunferencia de cintura superior a 40 pulgadas / 100 centímetros.
⦁ Diabetes autodeclarada

Las conclusiones de los expertos definen el síndrome metabólico como precursor de enfermedades cardiovasculares. Además, se descubrió que unos 43% de ellos presentaban disfunción eréctil, frente a sólo 24% de los que tenían una mayor resistencia a la insulina. Los hombres jóvenes que se quejan de disfunción eréctil pero no presentan otros síntomas clínicos pueden ser examinados para detectar un posible síndrome metabólico en una fase más temprana, lo que puede reducir su riesgo de ECV y disfunción endotelial a una edad más avanzada.

Estudios recientes

Los resultados de un estudio reciente refuerzan estos hallazgos, al haber demostrado que la disfunción eréctil puede anticipar la manifestación del síndrome metabólico entre los hombres con un índice de masa corporal inferior a 25. Se trata de un hallazgo importante, que reconoce la disfunción eréctil como una oportunidad de diagnóstico precoz que permite intervenir a tiempo. Es especialmente valioso para los hombres de edad avanzada con disfunción eréctil causada por un índice de masa corporal bajo, ya que corren un mayor riesgo de desarrollar síndrome metabólico y otras enfermedades cardiovasculares que pueden derivarse del mismo.

Factores neurogénicos

Según diferentes observaciones, entre 10 y 20% casos de disfunción eréctil estaban causados principalmente por afecciones neurológicas. Los trastornos del complejísimo sistema nervioso pueden influir en las partes del cerebro relacionadas con el sexo, así como en otras partes y órganos: el hipotálamo, la glándula pituitaria de la médula espinal y los nervios periféricos. Todos ellos contribuyen a la función sexual general del organismo. Un ejemplo sería una lesión cerebral que, aparte de otras consecuencias nefastas, puede afectar a la síntesis de los neurotransmisores vitales oxitocina y dopamina e inhibir la transmisión de impulsos neuronales desde los centros sexuales del cerebro a los nervios de la zona del pene a través de la columna vertebral. La enfermedad de Alzheimer, la esclerosis múltiple de Parkinson, las lesiones, las infecciones, los accidentes cerebrovasculares, la epilepsia y los tumores pueden provocar este tipo de lesiones. Los aspectos psicógenos y reflexógenos de la erección pueden verse alterados por lesiones en la médula espinal derivadas de tumores, lesiones, infecciones, neuropatía diabética, hernia discal, esclerosis múltiple o neurosífilis. El trastorno de retroalimentación neural resultante también puede causar incapacidad para experimentar placer en las relaciones sexuales e imposibilitar el orgasmo y la eyaculación. Todos estos tipos de trastornos interfieren en la transmisión de los impulsos sensoriales del pene al cerebro y de los estímulos motores transmitidos en sentido contrario.

Centro de sexo sacro

La gravedad de la afección depende en gran medida de la extensión y el nivel de la lesión subyacente, especialmente si afecta al centro sexual secundario de la región sacra de la columna vertebral. La afección patológica del centro sexual sacro puede interrumpir las erecciones tanto psicógenas como reflexógenas. La pérdida de sensibilidad y la consiguiente disfunción eréctil también pueden estar causadas por lesiones de los nervios de las zonas peneana y pélvica que interrumpen el recorrido de los impulsos neurales hacia y desde el pene. Las lesiones medulares que provocan tetraplejia y paraplejia siguen permitiendo la actividad sexual a unos 70%, y unos 70% de ellos utilizan formas alternativas de expresión sexual, por ejemplo, estimulación genital y oral. Otro estudio ha descubierto que las lesiones medulares justo por encima de las vértebras sacras siguen permitiendo que alrededor de 95% de esta población de pacientes tengan erecciones reflexógenas. Alrededor de 25% de los hombres con lesiones sacras parciales conservan la capacidad de mantener erecciones psicógenas. Las lesiones incompletas afectan considerablemente al potencial eréctil: aunque la mayoría de los pacientes de este grupo pueden tener una erección, ésta es breve e impredecible, lo que provoca una eyaculación insatisfactoria y dificulta la función sexual.

DE inducida por hipertensión

Estudios epidemiológicos recientes han confirmado que existe una asociación entre las causas de la disfunción eréctil y la hipertensión. En estudios anteriores se observó que la proporción de pacientes con hipertensión no tratada que también referían disfunción eréctil en su primer diagnóstico de aumento de la presión arterial era del 8 al 10%. Sin embargo, estudios más recientes revelaron una prevalencia considerablemente mayor en el intervalo de 26% a 41%. La proliferación y el tamaño de los músculos lisos pueden verse comprometidos debido a cambios adversos en los tejidos de los cuerpos cavernosos, causados por daños inducidos por la hipertensión en el epitelio vascular de las arterias del pene. Otras consecuencias son la hiperactivación del sistema nervioso y el aumento de la fibrosis inelástica y del colágeno. Aparte de eso, esta afección es potencialmente perjudicial para la capacidad de dilatación y relajación de los vasos sanguíneos del pene, necesaria para garantizar el flujo sanguíneo y, respectivamente, necesaria para la erección.

Además, los hallazgos informan de niveles bajos de testosterona sérica en algunos hombres jóvenes con disfunción eréctil. Esto podría impedir la secreción de óxido nítrico y hacer que el tejido respondiera menos a su acción, contribuyendo potencialmente al aspecto psicológico de la disfunción sexual debida a la ansiedad. Otra preocupación es que algunos de los medicamentos utilizados para tratar la hipertensión pueden agravar los problemas sexuales del paciente. Algunos de estos fármacos actúan como betabloqueantes, conocidos por reducir la libido y provocar disfunción eréctil. Esto suele ocurrir debido a la constricción de las arterias del pene inducida por el fármaco. El efecto antiandrogénico inherente a algunos fármacos también puede obstaculizar el deseo sexual, lo que también va en detrimento de la calidad de la erección.

DE inducida por hormonas

Se sabe que la "hormona masculina" testosterona influye en el desarrollo del aparato reproductor masculino y de los caracteres sexuales secundarios. Además de ser vital para la capacidad de experimentar excitación sexual, la testosterona (su forma sérica biodisponible en particular) también es necesaria para garantizar el correcto funcionamiento de los órganos reproductores masculinos. La importancia de la testosterona no se limita únicamente a los órganos sexuales, ya que contribuye a regular las secreciones de neurotransmisores en el cerebro y la médula espinal. A pesar de estas consideraciones, la correlación entre los niveles de testosterona y la disfunción eréctil sigue siendo objeto de debate. Existen pruebas clínicas y experimentales que apoyan la tesis de que un hombre tiene que tener un nivel suficiente de testosterona para mantener un funcionamiento sexual normal. Un estudio clínico reciente de los niveles generales de testosterona en sujetos masculinos informa de que alrededor de 5% pacientes con disfunción eréctil tienen niveles hormonales bajos, mientras que los niveles bajos de testosterona libre se registran en alrededor de 18%.

Supuestamente, la testosterona facilita la erección al dilatar los senos vasculares y las arteriolas del pene. Sin embargo, su efecto sobre la disfunción eréctil sigue siendo objeto de debate. Alrededor del 6% de los casos de disfunción eréctil podrían atribuirse a niveles séricos elevados de una hormona hipofisaria, la prolactina, que a menudo se debe a un nivel bajo de testosterona. El efecto de las hormonas sexuales en la disfunción eréctil se investigó dentro de los límites del Estudio de Envejecimiento Masculino de Massachusetts, que descubrió que alrededor de 40 a 70% de los 1519 varones implicados se encontraban realmente en el nivel basal. No se identificó ninguna relación dentro de los límites del mismo entre la disfunción eréctil en hombres de 20 a 30 años y factores como la testosterona biodisponible, la testosterona total y la globulina fijadora de hormonas en suero. En algunos casos, sin embargo, los investigadores señalaron que los niveles bajos de testosterona sérica provocaban una disminución del deseo sexual.

DE inducida por el nivel de testosterona

Los hombres con niveles insuficientes de testosterona libre suelen recurrir a los suplementos hormonales para potenciar su actividad sexual hasta un nivel normal. Sin embargo, las inyecciones intramusculares de testosterona pueden provocar una respuesta adversa en los hombres mayores con problemas de disfunción eréctil y niveles bajos de testosterona. El problema es que la hormona inyectada se une a las proteínas de la sangre y disminuye la porción libre, lo que provoca un rápido aumento de la testosterona sérica en sólo 72 horas, que luego disminuye gradualmente durante las 2-3 semanas siguientes. Hoy en día existen varios medios que pueden restaurar la testosterona sérica al nivel normal en sólo 24-72 horas, como el gel, los parches o los fármacos perorales. En ocasiones, las inyecciones de testosterona pueden restablecer la capacidad eréctil, incluso en hombres que han perdido los testículos antes de alcanzar la pubertad. Aunque algunos hombres castrados son capaces de lograr y mantener erecciones ocasionales sin terapia de suplementación con testosterona, no es el caso de la mayoría de ellos. Las hormonas tiroideas, un componente vital de un entorno hormonal normal, también pueden ser importantes para el funcionamiento sexual general. La disfunción eréctil y la disminución del deseo sexual también pueden deberse, entre otras causas, a una producción excesiva (hipertiroidismo) o insuficiente de hormonas por parte de la glándula tiroides.

Cirugía

La disfunción sexual puede estar causada tanto en pacientes masculinos como femeninos por una intervención quirúrgica en la pelvis, el recto o los genitales internos. Esto depende del tipo exacto de cirugía a la que se someta el paciente en cada caso concreto. La orquiectomía bilateral, por ejemplo, es la causa más frecuente de disfunción eréctil, ya que requiere la extirpación de los testículos para el tratamiento del cáncer de próstata y, por tanto, disminuye el nivel de testosterona en el sujeto castrado. La disfunción sexual también puede deberse a la lesión o pérdida de vasos sanguíneos o nervios que participan en el proceso eréctil, por ejemplo, los de la zona retroperitoneal, justo debajo de la cavidad abdominal. Otros procedimientos quirúrgicos de este tipo que crean riesgo de disfunción eréctil son la extirpación de un aneurisma abdominal, que se refiere al bulto anormal en la pared arterial, o la cirugía realizada en la médula espinal. La prostatectomía radical, es decir, la extirpación de la próstata cancerosa, también provoca disfunción eréctil. Otras manipulaciones quirúrgicas, por ejemplo, el procedimiento de prostatectomía simple para la hiperplasia benigna de próstata, la cirugía de la vejiga neurógena y la cirugía radical para el cáncer de recto también pueden propiciar el desarrollo de disfunción eréctil y otras afecciones sexuales.

Prostatectomía radical

La probabilidad de disfunción eréctil postoperatoria tras una prostatectomía radical oscila entre 20% y 100%, dependiendo de la edad y de las capacidades eréctiles de la persona antes de la intervención. Las probabilidades pueden mejorar con la preservación quirúrgica del nervio que desencadena el suministro de sangre al pene y la experiencia general del cirujano. Aparte de eso, algunos pacientes pueden desarrollar incontinencia al alcanzar el orgasmo, lo que provoca vergüenza y reticencia a cualquier tipo de actividad sexual. La recuperación de la capacidad eréctil tras una prostatectomía radical puede verse afectada por ciertos fármacos para la disfunción eréctil como Cialis, Viagra y Levitra. Otra opción es el uso de inyecciones de prostaglandina El, inserciones intrauretrales o una combinación de estos métodos. Desde el punto de vista psicológico, el deseo o el interés inadecuados por el sexo de la pareja sexual del paciente pueden desencadenar alteraciones psicógenas, incluida la depresión. La tasa global de recuperación eréctil en los pacientes sometidos a cirugía bilateral fue de entre 32% y 80%, según el seguimiento de estos pacientes durante 2 a 4 años después de la cirugía.

Lesiones físicas

La disfunción eréctil puede estar provocada o agravada por un traumatismo físico de los nervios pélvicos o peneanos, causado por un accidente de tráfico, una herida de bala, una caída o una fractura pélvica. La interrupción del flujo sanguíneo en los vasos del pene también puede ser consecuencia de un traumatismo sufrido en la edad adolescente. Este tipo de lesiones se producen, por ejemplo, en un accidente de bicicleta, cuando la entrepierna es golpeada por el travesaño de la bicicleta.

Obesidad y tabaquismo

La disfunción eréctil suele estar asociada a la obesidad debida a la escasa actividad física, la alimentación excesiva y el sedentarismo, así como al tabaquismo. Una dieta sana y equilibrada, el ejercicio regular y dejar de fumar bastan para garantizar la recuperación en aproximadamente 30% de los casos. Según el estudio correspondiente, la pérdida de peso es un factor beneficioso para recuperar la función sexual, incluso sin terapia adicional. Se han encontrado niveles elevados de colesterol sérico en 26% pacientes con DE. Sin embargo, con el diagnóstico concomitante de hipertensión, este porcentaje se eleva a 40-80. Aún se desconoce cómo contribuyen exactamente los niveles séricos más elevados al deterioro de la función sexual. Las pocas teorías que existen al respecto se basan en experimentos realizados en ratas y conejos. La mayoría de las teorías acentúan la escasa relajación del lecho vascular dependiente del endotelio, la acumulación de lípidos de baja densidad en las placas, la obstrucción de las arterias del pene y la mayor concentración de células musculares lisas. Otros factores incluyen cambios neurológicos y vasculares en la atrofia y la disminución del tamaño y el número de axones, la degeneración de las células lisas cavernosas, así como la pérdida del factor de crecimiento del endotelio vascular.

Fumar

Se ha identificado una relación directa entre la duración del tabaquismo y el número de cigarrillos que fuma el paciente y la disfunción eréctil, su desarrollo y su gravedad. La deficiencia de la relajación muscular dependiente del endotelio en la vasculatura del pene es otro factor que contribuye a la disfunción eréctil. La escasa rigidez en caso de erecciones nocturnas y el estrechamiento de las arterias pudendas también figuran entre los posibles factores. Los fumadores también ven afectadas sus erecciones por el daño endotelial, el deterioro del funcionamiento autónomo y el vasoespasmo de las arterias del pene.

Trastorno del tracto urinario inferior

La inflamación benigna (no cancerosa) de la próstata puede ejercer presión sobre la uretra o el canal urinario. Otras manifestaciones de este problema son urgencia miccional, vacilación, chorro lento, vaciado incompleto de la vejiga y goteo postmiccional. En pacientes mayores de 50 años, la HBP también provoca incontinencia en el 40-50% de los casos. Estos síntomas, bastante molestos, deterioran la calidad de vida de los pacientes. El trastorno del tracto urinario inferior se ha identificado como causa de disfunción eréctil en varones de entre 20 y 30 años en estudios recientes, aunque en este caso depende de la gravedad. También se ha determinado que las eyaculaciones dolorosas y la incompetencia eyaculatoria están relacionadas con este trastorno. Un amplio estudio sobre más de 12.000 varones de entre 50 y 80 años infiere que la progresión de los trastornos eyaculatorios y la disfunción eréctil está muy influida por la gravedad de los síntomas urinarios, sin tener en cuenta la edad ni otros factores de riesgo. Aún pendientes de confirmación, varias teorías más recientes asocian los síntomas sexuales y urinarios con la hiperactividad del sistema nervioso simpático del pene y la próstata, que provoca la contracción de los músculos lisos y las arterias peneanas. La Rho-quinasa ha llamado mucho la atención de los investigadores de los síntomas del tracto urinario inferior y la disfunción eréctil en los últimos años. Se trata de una enzima responsable de afectar a una serie de procesos celulares, incluida la contracción de los músculos lisos.

Hipertensión

Algunos medicamentos prescritos como terapia para los síntomas urinarios podrían afectar a la función sexual y ser, por tanto, una de las causas de la disfunción eréctil. El deseo sexual se ve obstaculizado por los 5-alfa reductores como Avodart y Proscar, por ejemplo. Entre los efectos secundarios de estos fármacos también se incluyen la reducción de la potencia, la disminución del deseo sexual y la inhibición de la eyaculación. Los medicamentos alfabloqueantes (como Flomax) pueden causar problemas eyaculatorios, de los que han informado aproximadamente 30% de los pacientes que toman fármacos similares. Presumiblemente, esto se debe a la influencia inhibidora del fármaco sobre los conductos espermáticos y las vesículas seminales. Los síntomas sexuales y urinarios pueden aliviarse con alfabloqueantes uroselectivos inhibidores de la fosfodiesterasa tipo 5, como Uro-Xatral y Flomax. Cabe señalar que, según una advertencia de la FDA estadounidense, debe evitarse tomar Viagra, Cenforce, Sildamax o cualquier otro fármaco para la disfunción eréctil que contenga sildenafilo como principio activo en las cuatro horas siguientes a la toma de alfabloqueantes. No obstante, algunos estudios clínicos confirman que no existen efectos secundarios peligrosos asociados a la combinación de Flomax y Cialis o Uro-Xatral y Cialis para el tratamiento de la disfunción eréctil y los síntomas del tracto urinario inferior.

Otros resultados

La aplicación de la túnica en forma de cuña puede producir a menudo resultados positivos en situaciones en las que se desconocen las causas de la disfunción eréctil (impotencia), la curvatura del pene es inferior a 60° y la penetración es difícil, pero el pene tiene una longitud normal. Incidir en la placa e injertarla con material natural o sintético puede ayudar si el pene es pequeño y su curvatura es superior a 60º. Otro estudio reciente ha descubierto que las cicatrices no palpables en el tabique del pene pueden deberse a la enfermedad de Peyronie.

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